Un ángel para tu soledad
Para Juan, In memóriam Érase una vez, un grupo de amigos, que como suele suceder, con el correr de la vida había visto lentamente reducirse el número de sus miembros activos. Años atrás, como en el film de Kurosawa, éramos siete los samuráis. Pero como el tiempo hace su trabajo incesante, Agustín se había casado y estaba dedicado por completo a su incipiente familia. A Kiko, en cambio, distintas circunstancias habían hecho que últimamente no lo viéramos todo lo que queríamos. Peor aún, y mucho más grave, el Loco Juan, ese que siempre conseguía sacarnos una sonrisa en las situaciones más disparatadas, había marcado entre él y nosotros una distancia insalvable. A fines del año anterior, nos extrañó que no apareciera en casa para ver la final de la Supercopa entre River y el San Pablo. A la mañana siguiente, descubrimos horrorizados el motivo: un choque con su camioneta lo había enviado en coma al hospital. Después de luchar por casi un mes, él, ese flaco de rulos,