Obsolescencia programada
Ricardo miró el dispositivo que llevaba en su muñeca. Parecía un inocente reloj de pulsera, pero este aparato no marcaba la hora, sino que le informaba que hoy sería el día de su muerte. A pesar de que llevaba los dos últimos años preparándose para este momento; ahora que su tiempo se terminaba, no se sentía listo para partir. Un rato antes se había levantado de la cama y, mientras se lavaba los dientes, observó en el espejo del baño que estaba más gordo. También se fijó en que la barba empezaba a notársele. Esa semana no se había afeitado; a decir verdad, no le encontró el sentido a hacerlo y ahora ya no tenía importancia. Se vistió con ropa deportiva y fue hasta la panadería del barrio cerrado en que vivía, para comprar unas facturas para el desayuno. Por el camino se cruzó con un par de vecinos. Todos lucían sus “cronomierdas” en la muñeca, todos enfrentaban su último día en el planeta. Algunos, como Raúl, el ex ...